Handels- und Gesellschaftsrecht – Derecho mercantil y de sociedades

El derecho mercantil contrasta en cierta medida con el resto del derecho civil privado.  Aunque en él se establecen determinados principios que se aplican a todo el mundo, el derecho mercantil se basa en gran medida en el concepto de comerciante y solo se aplica si tal persona actúa realmente. Todo lo que hace está sujeto a las disposiciones del Código de Comercio alemán (HGB).

En consecuencia, el derecho mercantil también se denomina derecho privado especial de los comerciantes.  La base para la existencia de la condición de comerciante es la explotación de un negocio comercial. Si una persona, ya sea como particular o en forma de sociedad, explota una empresa comercial, también se le considera comerciante (lo que se denomina comerciante real). Si una persona ejerce una actividad comercial que aún no ha alcanzado un determinado nivel de volumen de negocios, tamaño o existencias de mercancías, por ejemplo, puede inscribirse en el registro mercantil y convertirse en comerciante en el momento de la inscripción (comerciante facultativo). Si, por el contrario, una persona no ejerce una actividad comercial aunque esté inscrita en el registro mercantil como comerciante, también se le trata como comerciante en el tráfico jurídico (comerciante ficticio).

De ello se desprende que el derecho mercantil concede una enorme importancia a la «apariencia», lo que se explica por el hecho de que el derecho mercantil se rige por el principio de la rapidez y la facilidad de las transacciones comerciales.

El derecho mercantil también se rige por el principio de que los profesionales del comercio suelen tener un conocimiento especial de los procesos jurídicos y económicos, ya sea debido a su experiencia o a su formación. Por lo tanto, el derecho mercantil es mucho más libre en cuanto a las opciones de que disponen las partes, de modo que puede tenerse en cuenta otro principio del derecho mercantil: a saber, los comerciantes deben agilizar las transacciones comerciales para, por un lado, ahorrar costes y tiempo y, por otro, aumentar la eficacia económica.

Precisamente a causa de estos principios, es obvio que pueden surgir rápidamente divergencias que luego hay que aclarar ante los tribunales. Para ello se han creado salas especiales de lo mercantil en los tribunales provinciales que cuentan con los conocimientos pertinentes, ya que en ellas trabajan también comerciantes como jueces legos.

Por ejemplo, si un comerciante demanda a otro por retraso en la entrega, este caso acabará ante una sala de lo mercantil previa solicitud al tribunal provincial.

Además de determinar a quién se considera comerciante, el Código de Comercio alemán también se ocupa de todo lo relacionado con el registro mercantil, la sociedad mercantil, el poder de representación con arreglo al derecho mercantil, las transacciones y las ventas comerciales, en particular los negocios a comisión.

El derecho de sociedades se ocupa de las personas que persiguen un objetivo común y participan en negocios jurídicos a través de una sociedad. Esto incluye las sociedades colectivas, las sociedades mercantiles y las sociedades civiles.

En cada caso, deben existir normas especiales para la formación, composición, responsabilidad y disolución de las empresas. Esta es la tarea del derecho de sociedades.

En el derecho de sociedades, la distinción entre sociedades colectivas, sociedades mercantiles y sociedades de derecho privado tiene un efecto en términos de procedimiento. En el caso de las sociedades colectivas (es decir, las sociedades civiles, las sociedades comerciales abiertas, las sociedades en suspenso y las sociedades comanditarias), no solo las empresas sino también los socios son responsables, pero en el caso de las sociedades comanditarias, la responsabilidad es limitada. En este caso, los juristas hablan de responsabilidad accesoria.

Si, por ejemplo, se celebra un contrato entre la sociedad y un tercero y este quiere demandar a la sociedad, también puede demandar a los socios. Por lo tanto, sus activos son accesibles junto con los de la empresa.

La situación es algo diferente para las sociedades de derecho privado (sociedades de responsabilidad limitada, sociedades anónimas, asociaciones, sociedades comanditarias por acciones, cooperativas, fundaciones y mutuas de seguros). En este caso, se imponen requisitos más estrictos para la constitución de una sociedad de este tipo. Por ejemplo, la constitución de una sociedad tiene lugar en un total de tres fases.

Sin embargo, esto tiene la ventaja de que los activos de los accionistas detrás de la empresa están separados de los activos de la empresa y, por lo tanto, un demandante no puede emprender acciones contra los accionistas.